Tranquilas, relajadas, serenas, felices... por un momento dejamos de lado los problemas cotidianos del día a día y nos prestamos a escuchar e intentar poner en práctica todo lo que hay que hacer para evadir el estrés.
Pensar en positivo, dedicar tiempo a nosotros mismos, reirnos más a menudo, rodearnos de personas no tóxicas,... etc. Son cositas pequeñas que poco a poco nos van a hacer sentirnos mejor primero con nosotras mismas, después con el entorno que nos rodea.
Muy interesante, amena y divertida la charla que ofrecimos ayer por la tarde.
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